Lo que tu deposición dice de ti: guía completa para entender tu salud intestinal
Basado en la información del Dr. Leonardo Vivero
Hablar de la deposición puede parecer incómodo, pero observarla es una de las formas más simples y efectivas de conocer la salud intestinal. Cada color, forma y olor transmite información sobre lo que ocurre dentro del cuerpo. El intestino, más que un simple órgano digestivo, es un sistema complejo conectado con el cerebro, las emociones y el sistema inmunológico. Por eso, cuando algo no funciona bien, el cuerpo lo manifiesta a través de las heces.
El intestino es conocido como el “segundo cerebro” porque posee más de 100 millones de neuronas que se comunican con el cerebro mediante el nervio vago. Además, produce neurotransmisores como la serotonina, que influyen directamente en el estado de ánimo. Cuando está equilibrado, se reflejan digestiones ligeras, buena energía y estabilidad emocional. Por el contrario, su desequilibrio se traduce en distensión abdominal, gases, cansancio, dificultad para concentrarse e irritabilidad. El cuerpo siempre envía señales, pero la mayoría de las personas las ignora.
Observar la deposición no implica obsesionarse, sino identificar patrones que pueden advertir sobre inflamaciones, infecciones o deficiencias de absorción. Los parámetros más útiles son la consistencia, forma, color y olor. La Escala de Bristol, desarrollada en la Universidad de Bristol, clasifica las heces en siete tipos según su forma y consistencia. El tipo 4 —de forma de salchicha lisa y blanda— representa la salud intestinal ideal. En cambio, los tipos 1 y 2 reflejan estreñimiento, mientras que los tipos 5 a 7 indican inflamación o diarrea.
El color también ofrece información valiosa: el marrón es normal, el amarillo o pálido puede revelar problemas hepáticos o mala absorción de grasas, el verde indica tránsito rápido o consumo excesivo de vegetales, el negro puede sugerir sangrado digestivo y el rojo, sangrado en el colon o hemorroides.
La consistencia depende del agua y del funcionamiento del colon: heces duras sugieren tránsito lento y falta de fibra o líquidos, mientras que las blandas o líquidas reflejan inflamación o irritación.
El olor, por su parte, no debe ser excesivamente fuerte o putrefacto, ya que puede ser signo de mala digestión o disbiosis intestinal.
Las principales causas de inflamación intestinal son la alimentación ultraprocesada, el estrés, la falta de fibra, el uso excesivo de antibióticos y el sedentarismo. Los alimentos cargados de azúcares y aditivos dañan la mucosa intestinal, mientras que el estrés altera la motilidad y la microbiota. La fibra, en cambio, nutre a las bacterias beneficiosas del colon, y el ejercicio, junto con la hidratación, mantiene el tránsito intestinal adecuado.
La microbiota intestinal está compuesta por más de 100 billones de microorganismos que cumplen funciones esenciales: producen vitaminas, regulan el sistema inmunológico, facilitan la digestión y protegen contra bacterias dañinas. Cuando esta microbiota se desequilibra (disbiosis), aparecen gases, inflamación, alergias, fatiga y alteraciones del ánimo. Restaurar su equilibrio requiere hábitos sostenibles: aumentar el consumo de frutas, verduras y alimentos fermentados, y reducir los procesados.
Para mejorar la salud intestinal, no se necesitan medidas extremas, sino constancia. Se recomienda seguir una alimentación antiinflamatoria rica en fibra soluble, frutas y verduras, grasas saludables y baja en azúcares y alcohol. Beber suficiente agua —al menos 1.5 litros al día— es clave, ya que la deshidratación endurece las heces. También es fundamental manejar el estrés mediante respiración consciente o meditación, dormir al menos siete horas por noche y mantener actividad física regular. Los probióticos y prebióticos, bajo orientación médica, pueden ayudar a fortalecer la microbiota.
Hay signos que exigen consultar con un especialista: presencia de sangre en las heces, diarrea o estreñimiento persistente, dolor abdominal crónico, pérdida de peso sin explicación o fatiga extrema. Un enfoque funcional busca identificar la causa raíz, no solo aliviar los síntomas.
La salud intestinal va mucho más allá de ir al baño con regularidad. Significa entender que dentro del cuerpo existe un sistema vivo que requiere equilibrio y atención constante. Cada deposición es un mensaje del cuerpo. Aprender a interpretarlo permite prevenir enfermedades, mejorar la energía y alcanzar un bienestar integral. Cuidar el intestino es, en esencia, cuidar la vida misma.











